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  • Foto del escritorLeticia Brando

Mensaje especial a estos mártires de Chicago

En un mundo donde resuenan las palabras crisis, fin del trabajo, descenso de salarios, recorte de presupuestos y de créditos, llegamos a este primero de mayo de 2023, día emblemático cuyo trasfondo tiene poco para festejar. Me gustaría contarles a las almas de esos mártires de Chicago que la jornada laboral se ha reducido a seis u ocho horas y no decirles que aún hay empresas que proponen jornadas de doce horas para ofrecer salarios que apenas superan los mil euros. Tampoco me gustaría contarles que hoy en Uruguay a jóvenes en su primer trabajo se les paga salarios de 300 dólares y que hoy una empleada de call center en España gana apenas 800 euros trabajando 8 horas de lunes a viernes. Estos son datos recientes de testimonios de una persona de Uruguay y de una empleada española. Así como leen está el mundo del trabajo en el siglo XXI.




En la ciudad de Chicago (Estados Unidos), el primero de mayo de 1886 un grupo de obreros iniciaron una huelga como parte de la campaña por mejoras laborales. La base de sus reclamos era la reducción de la jornada laboral. Reclamaban pasar de las 12 a 14 horas impuestas por las fábricas a las 8 horas. Ese día se manifestaron varios trabajadores y familias por las calles. La represión policial dejó un saldo de dos muertos y varios heridos, lo que generó nuevas manifestaciones. El 4 de mayo, la represión de la protesta fue mucho más violenta y se contaron más de ochenta muertos y doscientos heridos, además de presos, torturados y miles de despedidos.

Las autoridades se lanzaron a la caza de culpables y fueron apresados unos treinta ciudadanos, entre los que finalmente quedaron ocho acusados, que aparecen en el cartel de arriba. Luego de un juicio rápido, cinco de ellos fueron condenados a muerte y cuatro ejecutados (el más joven se suicidó antes de la sentencia). De los otros tres, dos fueron condenados a cadena perpetua y uno a 15 años de prisión. A finales de mayo, algunos sectores patronales accedieron a reconocer la jornada de 8 horas.

Tres años después, en 1889, se celebró en París una reunión organizada por asociaciones obreras socialistas y laboristas que dieron origen a la llamada Segunda internacional. Allí se declaró la conmemoración del 1º de mayo como el “Día Internacional de los Trabajadores”.


Relatados estos hechos históricos, me gustaría decirles que ahora se permiten las manifestaciones, se censura la represión policial aunque sigue ocurriendo. También les diría que ahora existe el mobbing, el acoso laboral, que implica un maltrato psicológico a los trabajadores y que da tanto trabajo a mis colegas psicólogos en el tratamiento de las víctimas y a abogados y jueces en las demandas posteriores para resarcir el daño.


También me gustaría decir que los gerentes saben liderar pero aún debemos intervenir los coaches en muchas empresas para trabajar sus habilidades directivas y su empatía. Me gustaría decirles que la mujer no posterga más su maternidad por su carrera y que el empresario valora que ella sea una parte importante en la creación de la especie. Me gustaría decirles que ya no importa si eres comunista, socialista, capitalista porque en el fondo, todos quieren lo mismo: vivir, salir a trabajar, ganar el pan sin el sudor excesivo de su frente y ser felices. Me gustaría decirles que la medicina y la psicología curan los males del siglo veintiuno pero sólo son antídotos temporales para funcionar un poco mejor. Nos queda el coaching, que tampoco es una panacea pero ha llegado para decirle a la gente que puede ser lo que quiere ser, siempre que se lo proponga y establezca metas y objetivos posibles.


La reivindicación del mundo actual es tener derecho a disfrutar. Si nuestros abuelos exprimieron su físico a diario para lograr sus propiedades y coches, ahora los jóvenes de hoy, con licenciatura y algunos másteres se preguntan dónde podrán hacer ejercicio de su derecho a trabajar. Mientras otros más listos emigran hacia tierras con más oportunidades, quedan los que no pierden las esperanzas. Los que se levantan temprano, estudian, salen adelante pese a las adversidades y los emprendedores que no se conforman con las cifras del paro o con los datos del Euribor. Los que sueñan despiertos que otro mundo es posible y crean cada día nuevas acciones para cambiarlo. Los que creen y quieren hacer, esa es la raza de hombres y mujeres que vale la pena homenajear en esta fecha tan especial.

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